Empresas y ahorro energético: un asunto de concienciación
Laura Blanco – laura@empresayfinanzas.com
Blanca Saravia – blanca@empresayfinanzas.com
Acción, pero sobre todo concienciación. Las empresas van, poco a poco, introduciéndose en el mundo de las energías verdes y del cuidado del medio ambiente. Un proceso que parece lento pero seguro, y que pasa sobre todo por crear una mentalidad entre directivos y empleados que sirva para fomentar el ahorro energético en los lugares de trabajo.
Diversas normativas regulan el asunto, entre ellas la UNE-EN 16001/ISO 50001 de certificación del Sistema de Gestión Energética. Sólo 60 empresas españolas cuentan con este certificado hoy en día, pero en opinión del director de la Delegación de la Asociación Española de Normalización y Certificación (Aenor) en Castilla y León, Javier Muñoz, es una situación normal teniendo en cuenta que es una norma recién implantada.
Para este experto, el ahorro energético en cualquier compañía supone un doble beneficio: “reducción de impacto y disminución de consumo”, y asegura que cualquier mínimo paso puede suponer un gran ahorro, como por ejemplo “controlar la maquinaria que se tiene y aprender cuál es la mejor manera de utilizarla”.
En cuanto a cómo está la cuestión en Castilla y León, Javier Muñoz recalca que en la región “existe un tejido empresarial o muy viejo o muy joven; son los nuevos empresarios los que implantan todo lo que se mueve e invierten por razones económicas, pero también por conciencia”.
En este sentido, asegura que las deducciones fiscales por ahorro energético “son irrelevantes” y apunta a que para esa concienciación es “básico contar con todo el personal de la empresa, que al final son los consumidores de energía”, y recuerda a los empresarios que se ha entrado en un mercado “en el que la parte relacionada con la energía entra a formar parte de la cuenta de resultados de la empresa”.
Por otra parte, el responsable de Aenor en la Comunidad reclama “una política supranacional” para regular los temas de consumo energético y critica que actualmente se ha convertido en un asunto “de demagogia, cuando es una cuestión técnica”.
Más planificación
Por su lado, Javier Lozano, director de la empresa leonesa de ingeniería energética Simelec, insiste en que las compañías que invierten en energía lo hacen “más por ahorrar costes que por un tema de conciencia” y lamenta que en muchas ocasiones “se están llevando a cabo actuaciones un poco por impulso, al margen de cualquier acción coordinada. Esta toma de decisiones no se hace basada en estudios rigurosos, y parece que lo único que importa es quien hace la auditoría más barata”, critica.
Lozano explica que las inversiones en eficiencia energética van desde el control automatizado de instalaciones (para, por ejemplo, evitar que la calefacción se quede encendida en las horas en las que no hay nadie), hasta cambiar los equipos existentes que consumen energía por otros de mayor eficiencia. Una última medida sería la incorporación de energías renovables.
“El tema energético debe incluirse en los planes estratégicos”, señala, y concluye que un problema es “la falta de información y de concienciación” por parte de los directivos.
La sostenibilidad es cuestión de tener “sentido común”
“Lo mejor es enemigo de lo bueno”, así dice el refrán y de este modo se refieren algunos arquitectos al olvido de muchas construcciones a la hora de aplicar soluciones sencillas que parten de la base de un uso de materiales tradicionales.
“El adobe tiene características de aislamiento mucho mejores que algunos materiales modernos que se utilizan actualmente, pero ahora la normativa obliga a tirar estas casas en los pueblos para cumplir ciertas condiciones técnicas”, apunta el arquitecto de Valladolid Fernando Cobos.
Esto no quiere decir que todas las edificaciones se hagan igual que hace años, sino que la mejor solución para construir de manera más respetuosa con el medio ambiente parte de soluciones técnicas existentes. Es decir, “soluciones con sentido común que utiliza la arquitectura histórica” porque hacer sostenibles las construcciones “es de sentido común”, afirma Cobos.
Algunos de estos ejemplos se encuentran en los palacios vallisoletanos del siglo XV-XVII donde había tres galerías y una pared ciega que daba al norte. Otro caso son las casas racionalistas que se construyeron hasta los años 50, donde las “piezas” principales dan al sur con independencia de que dieran a la calle o a un patio. “La intención era que las casas fueran eficientes desde el punto de vista energético”.
Sin embargo, durante mucho tiempo el urbanismo de esta época ha pretendido y logrado aprovechar al máximo las parcelas sin tener en cuenta la orientación. La sostenibilidad se plantea desde una vuelta a reconsiderar las condiciones de implantación y orientación, dejando atrás la euforia de construir cualquier cosa sin tener en cuenta la entrada del sol o los vientos dominantes.
Cobos matiza que “con la calefacción, el aire acondicionado y la iluminación se resuelve”. Sin embargo, la clave actual está en construir edificios o empresas diseñados inteligentemente y dotarlos con instalaciones eficientes porque “es de sentido común”.
La percepción general para muchos de los profesionales en esta área es que no se ha hecho un urbanismo en condiciones, aprovechando el suelo y pensado en un mejor soleamiento o con una mayor sostenibilidad energética. Además, las condiciones de los solares y las normativas urbanísticas estaban pensadas para un aprovechamiento intensivo, pero no inteligente.
¿Cómo perciben los empresarios la utilidad de reformar las instalaciones para ahorrar? Crear o cambiar materiales requiere una inversión en un momento puntual. “A corto, medio y largo plazo siempre es rentable una buena práctica en ahorro y en todo”, asegura Alberto Grijalba. “A medida que pasa el tiempo lo es todavía más”, añade Víctor Ruiz. Estos dos arquitectos de ODImasP, en Valladolid, están convencidos también que una gestión razonable del espacio es muy importante.
“Cuando sacas la suma a final de mes o del año de los gastos de explotación y consumo de un negocio o empresa, es decir, lo que se gasta en luz, gas natural y agua, nos duele inmediatamente a todos en el bolsillo” y dado el incremento de los costes energéticos: blanco y en botella.
Normativas eficaces
Placas solares, aislamiento, hermeticidad… Al final, una buena implantación y concienciación son igual de importantes en la sostenibilidad, y más aún cuando se ven reforzadas por parte de la Administración para fijar criterios y que obligue a un porcentaje de cumplimiento, pero siendo sensata con la relación económica de las empresas.
Ampliar plazos, incentivar con ayudas directas y ahorrar gravámenes en cuanto a impuestos, son solo algunas de muchas de las medidas posibles para dar pasos graduales.
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